¿Puede cualquier persona ser entrenador de Futbol?
Supongo que más de una vez os habéis realizado esta pregunta, pues
bien, la respuesta es muy fácil. No. No todo el mundo puede ser
entrenador de futbol y hacerse cargo de un grupo de personas.
El entrenador de futbol necesita tener una serie de habilidades a la
hora de llevar a cabo su labor, lógicamente muchas de estas se van
adquiriendo con la experiencia, pero existen otras que son innatas y que
van con la persona, con su nivel de formación y con su grado de
compromiso a la causa: Educar y formar personas competentes tanto social como futbolísticamente.
Entre las principales habilidades que ha de tener un entrenador de futbol base destacan:
* Empatía. La empatía es la capacidad que tenemos para ponernos en el lugar del otro. El entrenador ha de ser consciente del nivel cognitivo y motor de los niños
que tiene a su cargo así como también tiene el deber de sondear el
entorno familiar e incluso escolar de los mismos. Tomando como base esta
información podrá actuar en consecuencia, podrá comprender sus
necesidades y preocupaciones y podrá tratar al colectivo atendiendo a
las características de cada individuo y atendiendo a la diversidad
presente en todo grupo.
* Facilidad de comunicación y alto grado de poder de motivación.
Toda aquella persona que tenga un grupo a su cargo ha de poseer una
gran facilidad de palabra y habilidades innatas para comunicar, para
captar la atención, para motivar, para saber escuchar y para hacer
llegar el mensaje de la forma más clara y precisa. Ante todo el
entrenador ha de ser creíble y asertivo. Como forma efectiva de apoyar y
motivar a los chavales se ha de ofrecer siempre un feedback
donde haya correspondencia entre el contenido verbal, tono de voz, y
expresión facial y corporal y siempre siguiendo la regla del 3/1: Tres aspectos positivos como alabanza al jugador por un aspecto negativo a mejorar o corregir.
* Buen gestor de grupos. El
entrenador ha de saber organizar con los recursos que tenga a su alcance
el grupo al que dirige. Ha de saber hacer cumplir las normas
preestablecidas siendo congruente con sus ideas y tratando a todos por
igual pero al mismo tiempo teniendo en cuenta las características de
cada persona. Para ello se le requiere paciencia, profesionalidad, saber
exigir en el momento y a la persona oportuna y estar en diversos sitios
al mismo tiempo.
* Ser un modelo a seguir. El
entrenador de futbol, sobre todo en etapas formativas, se convierte en
una figura significativa para los chavales ya que cuenta con un gran
poder de influencia equiparable al de padres o profesores. Por lo tanto,
se le requiere el empleo de un vocabulario y de unas actitudes más que
respetuosas, correctas y ejemplares, hacia el contrario, hacia los
árbitros y hacia todo lo que representa el mundo del futbol y la
realidad que nos rodea.
Lógicamente, a todo entrenador de futbol que se aprecie, se le presuponen una serie de conocimientos específicos a nivel físico, técnico y táctico del mundo del futbol así
como una gran capacidad para gestionar los aspectos a nivel psicológico
ya mencionados, siempre con el objetivo de adaptarlos al nivel
cognitivo y motor de los chavales que está formando.
Extraido de http://magarciamartin.es
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